Camino Aragonés: Arrés-Ruesta


Martes 18 de septiembre 2.012

Tercera etapa del Camino Aragonés: Arres-Ruesta. El día que nos unimos a un grito. YESA NO!

Distancia: 28,7 km, según las guías, yo sigo insistiendo, Gregorio llevaba GPS y eran cerca de 31 km.
Dificultad: media-baja, pero no cuando tienes un balón en una pierna. Y de pequeña lomita, y un jamón es una subida en toda regla.

Amanece en Arrés y después de un agradable desayuno, creo que la suiza todavía se está acordando de mí, jajaja,
Después de desayunar y hacer nuestros estiramientos matutinos abandonamos el albergue

El pueblo se abandona bajando la cuesta, por fin una pedregosa cuesta abajo, se bordea un poco para evitar que se pisen los campos de cultivo, por el Camino se pueden contemplar las antiguas casas de labor ya abandonadas

Vista de Arrés desde una loma cercana

Los desvíos a los pueblos conducen a pueblos con nombres tan curiosos como martes, curiosamente el mismo día de la semana en que nos encontramos.
El Camino transcurre por pista con numerosos sube-baja  entre campos de cultivo, buscamos la paz de un puente para hacer el primer tentempié del día.

El camino nos muestra unas curiosas formaciones geológicas llamadas badlan, o lo que es lo mismo paisajes abarrancados, que los del Eroski traducen como quieren

Aquí dejo enlaces de cómo se forman estas curiosas formaciones
Gracias

Cardos

Después el camino nos lleva por un tramo de unos 2 ó 3 kilómetros de carretera, con lo cual los gemelos se cargan más, para luego volver a subir, por lo que leímos como una pequeña loma, de pequeña loma no tenía nada, era un buen repechón.
Tras la subida, nuevo parón a coger fuerzas, hay que hacer paradas y ahora toca recuperar líquidos.
El Camino vuelve a una pista forestal, es curioso porque en casi todo momento nos veíamos los distintos grupos.
Panorámica del Camino. Ya hemos entrado en la provincia de Zaragoza, vuelvo a la zona de las Cinco Villas

Artieda ya se ve

Nuevas bajadas, esta vez el Camino nos mete por el Barranco de Sobresechos, el cual atravesamos por pasarelas de madera y seguimos con subes-bajas rompe piernas, la recompensa son las distintas formaciones con que nos regala el árido paisaje



En apenas dos días hemos pasado de la frondosidad pirenaica oscense al árido terreno zaragozano.
Un pastor con su rebaño de ovejas

Milanos, otro pueblo  que se ve, pero no se atraviesa, la despoblación rural, en especial la maña es muy patente en todo el recorrido, nosotros seguimos pensando que el trazado ha sido modificado a antojo de las autoridades, tenemos la sensación de que el Camino molesta a Aragón

La naturaleza nunca deja de sorprendernos, este árbol sigue con vida

Nuevas cárcavas, además de repente nos encontramos con una bajada que nos metía dentro del barranco y nos conducía junto al cauce del barranco, durante un rato tuvimos la sensación de estar perdidos


Esta flecha nos indicaba por donde ir

Este día volví a recodar aquel otoño en que escuché por primera vez Yesa No!,

El Camino continua hasta Ruesta, para ir a Artieda hay que desviarse y subir, merece la pena subir, y más sabiendo que está condenado a morir.

Iglesia de Artieda

Desayunamos un bocata en el bar del pueblo que también es albergue, la dueña no me parecía muy agradable, pero cuando nos contaron en Ruesta que al día siguiente iban a ir a expropiar las tierras de Artieda para la ampliación de Yesa, lo entendimos.
He estado buscando información y por lo visto a fecha de octubre no lo había conseguido, en el último intento se produjeron 20 heridos en altercados con la guardia civil
Nosotros pusimos el sello en nuestra credencial.


En el bar se produjo una curiosa coincidencia, todos los españoles subimos a Artieda, allí donde hay un bar, hay un grupo de españoles…
Cuando nosotros llegamos estaban el grupo de 5 catalanes que teníamos siempre por delante y después que nosotros llegaron el grupo del Primo, allí nos juntamos todos, compartiendo una cervecita, luego cada uno saldría para ir a su ritmo.
Ejemplar de Corona de espinas Cristo

Flor del sol, esta planta se pone según una antigua tradición celta para proteger a las personas que viven allí

He encontrado esta página con una hermosa leyenda sobre las flores del sol 

Dimos un pequeño paseo, el pueblo es muy pequeño, y bajamos, justo antes de que se iniciara la subida hacía Artieda nos encontramos con Hans y Larissa, los simpáticos alemanes y poco más adelante a Gerard.
A la salida de Artieda se coge una pista que nos llevará hasta la A-1601, giramos a la izquierda y esta será nuestra compañera de viaje durante los siguientes kilómetros. En el punto kilométrico número 6 nos meteremos a la izquierda para después de otra pequeña subida bordear un campo de cereal y adentrarnos en un robledal
Jose en el bosque

El tiempo jugaba con nosotros al despiste pues a pesar del sol, veíamos negros nubarrones
Restos de la ermita románica de San Juan

Seguimos por la senda, vamos paralelos a la carretera y en ello también influye que el kilometraje sea mayor que lo marcado en las guías, tenemos que acortar distancias para volvernos a juntarnos
Ruesta ya se


Llegamos justo antes de que el cielo se volviera negro del todo.
Nos alojamos en el albergue, y yo aproveché para pedir un poco de afterbite, no sabían ni lo que era, al final un amable peregrino que era médico me vio la picadura, con casi toda la seguridad fuera de araña porque no sentí el picotazo.
Ducha, comida, lavar, ropa, ya formaba parte de nuestra rutina diaria, yo con el aliciente que ya había perdido unos pantalones el día anterior, los destrocé por completo.
Y como no el sello correspondiente en nuestra credencial

Tras las “obligaciones” paseo por el pueblo.
Iglesia


Me llamó mucha la atención los distintos grafitis



Parque, todo la aldea es un parque

La vida por Ruesta parece haberse detenido tras la aparición de Yesa, esta es la historia de un pueblo que murió a manos de un pantano, prácticamente la misma historia que  San Vicente del Barco.
Hablamos con el resto de los peregrinos, era el día para estrechar relaciones, pues estábamos todos, no hay nada mejor que una cervecita fresquita después de un duro día de caminar.
El cielo empezó a descargar justo en el momento que llegaban unas peregrinas, las pobres además venían tocadas en los pies.


La sorpresa del albergue: La nevera de cervezas,

Otto el roba ropa


Luego tod@s a cenar,

La hospitalera, una de los tres habientes de la aldea

La gente que trabaja en el bar-Albergue, nos comento que ellos tenían alquilado las casas a la CGT, quien las había comprado  a la Confederación Hidrográfica del Ebro.
Nueva cura de amoniaco y dormir.
Mañana más y mejor.
Aquí dejo información sobre Yesa

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