Adiós Penaquente, adiós Galicia

Lunes 18 de Marzo de 2.013

Adiós Penaquente, adiós Galicia

Hoy decimos adiós a Irene que también nos ha tratado y ponemos de nuevo rumbo a Madrid, desayunamos con Manuela y su marido los quienes se pasaran por Santiago, nosotros en cambio bajamos a As Pontes a visitar a mi tía Matilde.
Nos despedimos de Irene y compramos una pieza de cerámica de Sargardelos, ya tenemos otra más a en la colección de piezas de cerámica.
Mientras Jose pagaba la noche, yo me dediqué a sacar fotos
Las calas




Camelia

Adiós hogar durante estos días


Adiós camino perdido, 
 

También es mala suerte que nunca nos encontremos con nadie de frente y mientras Jose hacía la foto a la dedalis vino un repartidor

Bajamos a As Pontes y para no variar nos perdimos un poco, lo mejor fue que al preguntar a la cartera esta conocía a mi tía, pero como le dijo otra vecina, no la hable en gallego que no entiende, y efectivamente, lo siento no hablo gallego, lo entiendo un poco, pero no lo hablo :(
Visitamos a mi tía y tras obsequiarnos  con un par de licores caseros reanudamos el viaje, la siguiente parada la comida.
No nos atravesamos a subir de nuevo a O Cebreiro por la nieve, así es que continuamos dirección a Cacabelos, y la alegría me dio ver Molinaseca desde la carretera, una pena que no la anuncien desde la N-VI.
De nuevo en Cacabelos y nuevo al mismo bar, los cerezos están impresionantes, este está justo al lado del puente antes de cruzar Cacabelos



No me había dado cuenta de este cartel del puente de Cacabelos,


Puente de Cacabelos

El café optamos por ir a Villadángos a tomarlo. Aparcamos el coche en frente del albergue en cual nos conocimos un 16 de agosto de 2.010. Nuestra primera sorpresa fue comprobar que el peregrino de la entrada no estaba, dos señoras nos alertaron de que estaba cerrado.
Aún nos acercamos a verlo, y vimos el sofá en el cual Jose guardaba ropa en su mochila cuando le conocí.


Jose y el cartel

De esta cruz no nos acordabámos
La anécdota se produjo cuando vimos llegar a una peregrina y la informamos que estaba cerrado, ella fue a comprobarlo y nos ofrecimos a llevarla a San Martín y así la ahorrábamos cinco  kilómetros por una pista paralela a la carretera, acepto y allí la dejamos a buen recaudo.
Nosotros volvimos a Villadangos y nos tomamos el café, luego carretera hasta Virgen del Camino, recordando anécdotas de aquel  15 de agosto que cada uno hizo por separado.

Aquí termina este viaje tan especial para nosotros, porque hemos vuelto a lugares muy importantes para nosotros.

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