Camino de Santiago: Burgos-León, Carta a los peregrinos

Ya regresé de mi Camino, el número 4, el primero en solitario…

Me traigo los más bellos amaneceres castellanos, los frescos aromas del cereal recién cosechado, la simpatía de los números animales que me he encontrado en el Camino, la hospitalidad de las gente del Camino y la Solidaridad de mis amigos peregrinos.
Iba preparada pues decían y había leído que era el tramo más feo del
Camino, pero me llevé las sorpresa de que me ha sorprendido gratamente,
el disfrutado con cada campo de cereal, con cada girasol, con cada
canal de regadío, con cada pino nuevo que han plantado y que dentro de
30 años cambiará el paisaje árido de “mi” Castilla.


¿Quién dijo que este tramo era feo? tal vez porque mi niñez habita
entre campos de trigo y alfalfa, tal vez porque a cada paso que daba me
hacía retroceder hacía tiempos felices, los aromas me hacían recordar
sensaciones ya olvidadas, los ojos me mentían de donde estaba, y el
viento traía hasta mis oídos ecos de otros tiempos que ya no
volverán…, pero el polvo del Camino, es el polvo del Camino y él me
hacía recordar donde estaba…


He visto Iglesias magnificas, he fotografiado hasta cansarme, he echo
el burro, pero soy yo y he sido inmensamente feliz en el Camino.


He tenido problemas como quedarme sin dinero gracias al banco y a la
“tarjeta de crédito” y que mis amigos peregrinos me hayan prestado
dinero sin ningún tipo de problemas hasta que pude sacar dinero en
Sahagún, gracias Emilio, Reme, María y Lorena por el apoyo recibido,
gracias por dejarme dinero sin ponerme ningún tipo de problemas,
GRACIAS DE TODO CORAZÓN POR VUESTRO APOYO, CARIÑO Y SOLIDARIDAD.


He aprendido que nunca se es suficientemente mayor para aprender, que
cada día es un nuevo reto, que uno se es jovén mientras lo sea el
espiritu, María firmó por ser como tú… María hizo durante el Camino
79 años, si lo he escrito bien 79 años, y venía caminando desde
Roncesvalles, es un ejemplo a seguir, ella es una de mis heroínas
favoritas, es de esa gente que es un ángel en la Tierra.
De Reme que voy a decir, mi ángel de la guarda, nunca podré estar lo
suficientemente agradecida por todo el cariño que me has dado, por todo
tu apoyo, por estar siempre ahí cuando necesité ayuda, eres un Sol y
sólo espero que la mala suerte se olvide de tí, te mereces todo lo
mejor y tú sabes que te aprecio un montón.
De mi Emilio y de mi Lorena que decir, mi papi y mi niña en el Cámino, gracias, gracias por todo.


Gracias a todos los peregrinos por acompañarme en este nuevo tramo del Camino

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