Ria de Ortigueira

Ortigueira y su entorno.

17 de Agosto de 2011

Hoy ponemos rumbo al norte y nunca mejor dicho, pues nos vamos a donde el Atlántico y el Cantábrico se funde en un solo mar, donde más allá sólo queda la mar infinita, donde la bruma te envuelve y te transporta a lugares mágicos y donde el viento susurra canciones de un tiempo ya olvidado.
Decidimos no madrugar, que eso es malo, y así con tranquilidad nos tomamos el viaje que a priori se nos presentaba de 8 ó 9 horas como mínimo.
Salimos sobre las 10:30 debido a que yo me entretuve con el teléfono, salimos dirección La Coruña, a la aventura, lo primero y más importante a elegir un lugar donde comer.
Como a mí no se me hacía pesado el conducir y Jose se fía plenamente de mí, avanzamos por la autovía hasta que pasado Benavente, nos fijamos una hora límite para parar a comer y al final cuadro La Bañeza.


La Bañeza es un pueblo de León que nos sorprendió por su encanto.

Esto me llamó la atención

Grafittis, la verdad es que la calle estaba lleno de ellos y a cada cual más bonito y logrado.




Y nos sorprendió el mercado medieval que estaban instalando en la plaza del pueblo

Jose junto al monumento a Conrado Blanco

Como Jose para localizar bares es único, tiene un radar, comimos en uno cercano a la plaza, cuya fachada principal era de 1.923, la dueña del bar nos invitó a que fotografiáramos la fachada.
Lo que también me llamo la atención fue la presencia del apellido Valderas, pues me recuerda a San José de Valderas que es un barrio de mi ciudad.

Y tras esto volvimos a la carretera, siguiente parada una estación de servicio en la provincia de Lugo, y luego desde allí nos fuimos a buscar Ortigueira, pasamos muy cerca de As Pontes de Garcia Rodríguez, el pueblo de mi tía Matilde, la verdad es que tiene un entorno muy bonito.
Se ve la central termo-eléctrica que da de comer a gran parte de la comarca y que tiene como dato negativo que es la más contaminante de Europa.
Y llegamos a Ortigueira.



Jose llamó a la señora y justo cuando estábamos buscando el desvío nos llamaron, hoy era el día de las llamadas.
Durante la subida yo creía que nos habíamos perdido pues era toda cuesta arriba en medio de un bosque de eucaliptos estaba la casa, Jose estaba tranquilo pues venía un coche por detrás nuestro y él creía que era la señora de la casa, y así era.

Llegamos a la casa

Y tras saludar a Irene la propietaria, y pedirla consejo sobre zonas a visitar e instalarnos, pusimos rumbo a Ladrido


Cangrejo

Jose

Y después marchamos a visitar la bella localidad de Ortigueira, primero nos fuimos a la oficina a que nos recomendaran lugares para visitar, de aquí nos recomendaron Ortegal, San Andrés de Teixido, Estaca de Bares, y el paseo marítimo de Ortigueira
Dimos un paseo por el puerto

Jose con el puerto deportivo al fondo

Mi Obelix particular

Puerto deportivo de Ortigueira

¿Alguien no se fía de mí cerca de una fuente?

No se lo que es, pero me gustó

Jose y el gaitero del pueblo

Esta flor me encantó


Jardines del Malecón, en días posteriores unos simpáticos paisanos nos contaron que la zona donde nos encontrábamos se había ganado al mar.
Sinceramente es de las pocas obras donde no se aprecia que sea terreno ganado al mar, pues queda muy natural.








Y nos dispusimos a hacer un poco del paseo entre el bosque y el mar


Ciprés de Monterrey arrancado por el ciclón Klaus en enero 2.009

Paseo

El recorrido nos brindó rincones increíbles


Jose

Entre el mar y la montaña. Lo que se ve al fondo pertenece al pueblo de Cariño


Las Hortensias no podían faltar en Galicia

Puerto pesquero de Ortigueira

Jose en las calles de Ortigueira

Iglesia Parroquial de Ortigueira, dedicada a Santa Marta. 1848

Jose en las instalaciones del antiguo mercado

Casa do Concello

Este es el antiguo mercado, donde se celebraban mercado todos los jueves y domingos del mes. Antiguamente había una cárcel estos terrenos

Las farolas son de bronce, en el antiguo mercado

Jose en las calles, esta creo que es la calle Real

Antiguo Casino Ortegano, actual sede del Nuevo Club

Tras largo caminar cómodo por las calles nos dispusimos a descansar, nunca me habían puesto paella de tapa

Cenamos en otro bar también a pie de puerto y la cena resulto exquisita, el pulpo estaba delicioso.
Y tras temer que saliera el hombre de la motosierra en el camino nos dispusimos a dormir.

Así pase el día de mi 32 cumpleaños, mejor imposible

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