Sábado 31 de Enero de 2.009
Distancia 18-19 Km ,
Desnivel acumulado 500 metros .
7:45 horas hora elegida para reunirnos frente al Buero Vallejo, la lluvia nos daba la bienvenida y nos auguraba una gran jornada de monte.
Nuestro destino El Raso una pedanía de Candeleda, en un lugar donde las fronteras de Cáceres y Ávila se difuminan.
Tomamos la carretera Nacional V, dirección Cáceres, nos desviamos hacia Las Ventas de San Julian, tierra de cañadas reales para adentrarnos hacia el corazón de la Vera , cruzamos la frontera cacereña para luego volver a meternos en tierras avulenses hasta alcanzar nuestro destino: El Raso, una bonita pedanía de Candeleda, que llama la atención por lo cuidado de sus calles y casas.
El Raso es uno de esos pueblos que tiene “encanto”, cabe destacar la gran cantidad de calabazas de peregrino que tienen, así como lo cuidado de sus calles, y como no estando La Vera al lado, la venta de pimentón en prácticamente todas sus tiendas.
El autobús nos dejo en una de sus calles y así pudimos recorrer el pueblo con calma.
Para quien no llevara agua este era el momento para cogerla.
Esta calle no pude evitar fotografiarla, la dejamos a mano izquierda subiendo dirección a la iglesia.
Desayunamos en un bar que Fernando se había encargado de reservar para nosotros, gracias por el detalle compañero, allí a base de porras y chocolates cargamos fuerzas para hacer la ruta, espero que quien no hubiera probado nunca el chocolate con porras lo hiciera en esta ocasión…
Salimos por la parte de atrás del bar para coger la majada del boquete por la cual se hacia muy sencillo caminar, empezamos a subir mientras las nieblinas nos permitían ver el embalse del Rosarito, El Raso y Madrigal de la Vera , las sierras del fondo son las de San Vicente y Guadalupe.
En la ascensión la Sierra nos regalaba instantáneas como esta pequeña cascada que hace el Arroyo de la Vejiga.
Y curiosas formaciones rocosas que en Toledo llamamos “Bolos” y que da al “palabro” más común de la provincia y que significa tonto,;)
Imagen de subida.
Los robles nos acompañaron a lo largo de toda la ruta, como estos en la niebla.
Imagen donde se puede ver El Raso y Madrigal de la Vera.
El brezo nos regaló con estas bonitas imágenes.
Parada de reagrupamiento y Fernando que aprovecha para sacar fotos.
Esta vez la verdad es que no hemos hecho muchas fotos tontas, pero esta era uno de lo momentos para ello.
Rafa, José Luis y Juani en primer plano.
En estas imágenes se aprecia mejor la pista por la que subimos.
No vimos las típicas cabras montesas pero si domesticas, esta parece sacada de Heidi.
Juan
Camino de la Garganta
Si no me equivoco Garganta de Tejea
Curioso árbol herido junto a la Garganta
Imágenes de la Cascada.
Rafa y Juan en la Cascada
Imagen de la Cascada en la bajada.
Grupo pasando por la cascada y senda que traiamos
Parada a desayunar junto a las ruinas de la Majada de la Tía Manolita
Nuestra senda...
No éramos los únicos pues, antes que nosotros otros habían realizado la misma senda que ahora transitábamos nosotros.
Los robles nos mostraban sus grandiosos troncos.
Grupo discurriendo por el Alcornocal
Mis compañeras de trabajo, Mati, Sedi y Mila, evadiéndonos del maldito estrés de estos últimos meses.
Esta con nuestra amiga Francis y Gildo, Francis fue quien me introdujo en el grupo y quien me sacó del letargo de mi lesión.
Continuamos por la senda mientras Gredos nos obsequiaba con imágenes tan curiosas como estas.
Y un primer plano de la reconstrucción.
Francis
Las cabras nos acompañaron en este tramo.
Otra de las sorpresas de la ruta la presencia de pinturas rupestres de Peña Escrita, lastima que no se puedan apreciar mucho.
Más cabritas por el monte.
Continuamos por la pista con unas vistas inmejorables, pero el Almanzor tímido que es él no de dejaba ver en todo su esplendor.
Primera panorámica.
El agua afloraba a cada paso que dábamos.
Roble “desnudo” de hojas.
Pista.
Enebro??.
Puente y Alcornoque.
Garganta
Después de ver el cartel explicativo, decidimos bajar rumbo al Castro Celta.
Esperanza y Fernando.
Fuente para llenar cantimploras, aunque lo que necesitábamos era llenar el estómago, que ya era hora y hay gente que comemos muy pronto.:D:D:D
Nuestro destino.
Distribución de la casa
Que envidia!!!, seguro no tendrían los mismo problemas que tenemos nosotros ahora, que si licencias, que si quiebras de constructoras, que si al alcalde le sale de la manga poner un nombre trágico y triste a alguna de las calles, que suerte tuvieron las gentes que habitaron este castro en ese sentido.
Reconstrucción de casa.
Junto al castro, hay un mirador que se ve todo el valle, y junto al mirador estas rocas.
Gildo y Octavio en las rocas del mirador.
Vistas desde el mirador.
Panorámica de Gredos.
Que suerte tuvieron los primitivos moradores de esta casa pues cada día veían el Almanzor, me pregunto como lo llamarían ellos???,
Abandonamos el Castro por su muralla para coger de nuevo la pista que en menos de una hora nos pondría en el pueblo de El Raso de nuevo.
Vista del Castro, la muralla y Gredos.
Imposible no volverse a mirar los gigantes, esta primavera tocará subirse el Almanzor...
Tierna imagen de un caballo y un joven borriquillo.
Chumbera y sus higos.
Arroyuelo.
Mi sombra y el arroyuelo.
Gallos en el corral.
Nos podíamos que menos que despedirnos de las cabras...
Y llegamos al Raso, nuestro punto de partida y de llegada
Mila a la puerta del bar junto a un acebo.
Acebo.
Calas
Nuestra merienda, la verdad, volveremos al bar, sin duda alguna.
La propietaria del bar que tan pacientemente nos aguantó.
Y de nuevo rumbo a Alcorcón que algunos teníamos “thunder cumpleañós”, nos despedimos de nuevo con el Buero de testigo hasta el día 14, día que pondremos rumbo a tierras alcarreñas.
Y finalmente "er vidrio del Miguelito"
Que abrás hecho para que el youtube te censuré el sonido....
Compañer@s, este blog es de todos, quien tenga que corregir algo que lo haga.
P.D. Espero que no cumpláis vuestra amenaza de comprarme una campanilla para saber por donde voy porque para la excursión de Sevilla vienen refuerzos, y la que podemos liar es chiquitita :D:D:D:D
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