Viernes 22 de agosto de 2014
Hoy ponemos rumbo a
Sepúlveda para disfrutar de la fiesta del diablillo.
Salimos de Madrid y la
ausencia de atascos facilitó nuestra pronta llegada a Sepúlveda.
Dejamos las cosas en
nuestro hotel Vado del Duratón y nos fuimos a ver la ermita de San Frutos, uno
de los emblemas del Parque Natural del Duratón
Existe un parking y desde él
se puede acceder a la ermita mientras se disfruta del paisaje.
Tras un par de
kilometrillos caminando se llega la ermita
Curiosa edificación
Las hoces con el color del
atardecer
Ermita de San Frutos. Buscando por Internet he encontrado esta leyenda de la página http://ies.migueldelibes.torrejondelacalzada.educa.madrid.org/archivos/recorridos/sfhisto.htm
"La ermita de San Frutos se encuentra en una península
situada en medio del espectacular cañón del río Duratón. Es en este lugar
donde, según la tradición, a finales del siglo VII se retiraron para hacer
oración San Frutos y sus hermanos Valentín y Engracia, ocupando unas cuevas
cercanas. San Frutos nació en Segovia (642-715?), de donde es patrón, en el
seno de una familia visigoda acomodada. Siendo muy joven y de acuerdo con sus
hermanos, repartió sus bienes entre los pobres y se retiró aquí para vivir santamente.
Permanecieron hasta la muerte de San Frutos a los 73 años. Sus hermanos se
marcharon a Caballar, cerca de Turégano, donde fueron capturados por los moros
y martirizados. Aún se conservan sus cabezas en un relicario de la iglesia de
este pueblo. Cuando la lluvia es muy escasa, el sacerdote sumerge las cabezas
en las aguas de una fuente para que comience a llover. A este ritual se le
llama de las mojadas
A la ermita se accede por un puente de piedra de 1757
que nos permite salvar una gran grieta en la roca denominada cuchillada
de San Frutos. Cuenta la leyenda que uno de los milagros del santo
consistió en separar la roca con su báculo, protegiendo así a un grupo de
cristianos de Sepúlveda que corrieron a la ermita para huir de los moros. San
Frutos trazó una línea sobre el suelo en la parte más estrecha de la roca y
ésta se abrió, despeñándose algunos musulmanes y aterrorizando a los demás
La cruz de hierro de la entrada está forjada sobre un
pedestal de piedra con siete llaves grabadas que corresponden a las siete
puertas de Sepúlveda. El siete se considera un número mágico y vuelve a
aparecer en el nombre de la cueva de los Siete Altares, muy cerca de allí
Otro milagro de San Frutos muy conocido es el de la despeñada. Cuenta la leyenda que en 1225 un marido celoso empujó a una mujer adúltera desde lo alto de la hoz de San Frutos, sin que le ocurriera ningún daño. La mujer, que donó todos sus bienes al priorato, vivió muchos años más. La inscripción que figuraba sobre su tumba puede leerse en el atrio, en un muro del templo, y dice:
"AQUÍ
YACE SEPULTADA UNA MUGER DE SU MARIDO DESPEÑADA Y NO MORIÓ I HIZO A ESTA CASA
LYMOSNA DE SUS BIENES"
Jose junto a la ermita
Tumbas antropomorficas
Vistas desde la ermita
Una pequeña ventana
Jose entre los muros
El atardecer sobre las
hoces en muy bonito y la ermita es un buen lugar para verlo
Contraluz de la ermita
Impresionante la hoz
Tras regresar decidimos
cenar de pinchos por el pueblo, en el primer bar que nos metimos fue un error,
se trata del Palacio del Mono y estuvimos en los Jardines de la Señora , los pinchos son
caros para la escasa elaboración que requieren, son todos fríos y además corres
el riesgo de que no les quede como nos pasó a nosotros, que fuimos a las 22:00
y sólo les quedaban unos pocos, falta de previsión, eso por no hablar de las
bebidas las cuales dejaban mucho que desear en cantidad. Nos alegramos de no
haberles contratado para nuestra boda.
Pero bueno siempre está
Paulino y sus pinchos, que merecen la pena. Allí fue donde terminamos de cenar.
Luego pequeña vuelta por el
pueblo y al hotel a descansar.
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