Epilogo
“… Y el circulo se
cerró y con ella la etapa en la vida de la peregrina, nuevas generaciones de
peregrinos vendrán que harán del Camino su vida y seguirán agrandando la
historia del Camino de las Estrellas”.
Al Camino le debo todo hoy en día, le debo la alegría de
vivir, el motivo por el cual me levanto con una sonrisa, le debo el amor, las
ganas de superarme, el haberme conocido más y mejor a mi misma, el haberme
enfrentado a mis miedos cual maestra de magia como el peregrino de Paulo
Coelho.
Todos los días me acuerdo del Camino, el Camino forma parte
de mi vida y todos los días agradezco el Camino la oportunidad que me ha dado
para ser feliz.
Termina una bonita etapa en mi vida, no sabía lo que me
esperaba aquel caluroso día del mes de julio en Roncesvalles y hoy, ocho años
después aquí estoy, escribiendo las experiencias del penúltimo Camino, el del
Fin, porque Finisterre me acogió y secó mis lágrimas aquella calurosa tarde de
junio.
El circulo ahora, si, se termina.
Abuelo no me quería despedir del Camino sin mencionarte, a
ti te he dedicado este Camino, da igual que no nos conociéramos, siempre te he
llevado en el corazón, como al bisabuelo Patxi, cuyo recuerdo inundó mi corazón
en Burgos, su ciudad. Gracias a Curro, porque esta vez me has echado algún que
otro capote pequeño…
Gracias al Camino que me ha dado tanto. Gracias a todos los
peregrinos y peregrinos que he ido conociendo a lo largo de estos 8 años, y
sobre todo gracias, a ti Jose por hacerme sentir cada día en ese pequeño trozo
de paraíso sea nuestro hogar.
Fui peregrina, soy peregrina y seré peregrina
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