31 de julio de 2.006
Zubiri-Pamplona
Distancia: 20,4 km.
Dificultad: media-baja, casi todo de bajada
Hoy ponemos rumbo a
la capital navarra, Pamplona nos espera.
Abandonamos Zubiri por el puente de la Rabia, decimos adiós
a Zubiri (puente en euskera) bordeando la fábrica de Magna, la cual aprovecha
el yacimiento del pueblo.
El bosque nos lleva hasta Larrasoaña
El Arga sigue su viaje paralelamente al nuestros
Desconozco el nombre de la flor, pero me gustó mucho
Campos de cereal llegando a Trinidad de Arre, seguimos sin
ver al resto del grupo, Blanca fue la primera en adelantarse y después Manu,
aquí no se ve a nadie.
Villaba está al lado de Pamplona, desayunamos en una de sus cafeterías,
yo iba buscando una farmacia para comprarme las gotas para la otitis, el catalán
cuando nos vio dijo o no las madrileñas, ni que fuéramos deprisa…
Sin darnos cuenta llegamos a Pamplona, cuando llegamos y vi
el puente tan bonito, no sabía que ya habíamos llegado.
En una fuente cercana nos encontramos con Manu, el cual ya
había llegado pero no había conseguido alcanzar a Blanca.
Buscamos el albergue y llegamos hasta la Catedral, buscando
la calle de donde se ubicaba nos dimos cuenta que habíamos pasado casi por
delante. El Albergue se encuentra en la calle Dos de Mayo.
A Blanca la vimos aparecer junto con Marta, antes había
venido Josep
La Catedral de Pamplona
Mientras hacían cola Lucía
y Marta, el resto nos fuimos de vinos por Pamplona, para celebrar la
llegada
Llegamos cuando ya habían abierto y habían tenido que dejar
pasar a algunos peregrinos. Sellamos la credencial y preguntamos por lugares
donde comer y nos dijeron que cualquiera por el casco viejo, así hicimos ver
Pamplona
Este es el sello del albergue de Pamplona
Vueltica por Pamplona
Ayuntamiento
Momento hacer el
tonto en el bar
Todo el mundo quería inmortalizarla
Marta también se apunto
Estamos siguiendo el recorrido
Plaza de toros
¿Esto qué es?
Plaza de la diputación, en la fuente me vieron venir y aún
así mojé a todo el mundo
Café Iruña, uno de los lugares míticos de Pamplona. En este bar también estuvo el gran Hemingway. Pamplona es un tributo al genial premio nobel, quien supo plasmar el alma de sus fiestas en su famosa novela Fiesta
Compramos la cena y nos tocó cenar en la calle porque los
canarios se habían adueñado de la
cocina.
Durante la siesta vino el catalán hasta nuestra habitación riéndose,
el albergue estaba perfumado con maria gracias a los canarios.
“Al líder de la secta “ como les llamábamos, nos lo encontramos
en el baño y estuvimos hablando con él, y nos ofreció, cuando vio la cara que
había puesto dijo que era broma….
Aquella tarde nos pusimos a reírnos sin saber porque ni de
que….
Después de la cena, a dormir mañana toca subidita y de las
buenas….
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