5 de agosto de 2.006
Logroño-Najera : Día de la Virgen Blanca, patrona de Vitoria y de Nuestra
Señora de las Nieves, copatrona de Canarias, santo de Blanca y el mío.
Distancia: 30 km
Dificultad: Media-alta, son muchos kilómetros
Amanece en Logroño, pasamos junto al juego de la Oca
Y continuamos hacía Navarrete, con el alma dolida por las
ausencias, pero aquí seguimos en Burgos será nuestro punto y final al Camino de
este año.
El Camino abandona Logroño por el parque de La Grajera, una laguna natural, la cual ha sido aprovechada para construir un embalse con las aguas del Iregua
A las afuera de Logroño en las inmediaciones del Embalse de
la Grajera nos recibe Marcelino, conocido popularmente con Nino y nos da unas
avellanas y nos invita a coger un bordón, con este bordón he realizado los
siguientes Caminos y todavía le queda Santiago-Finisterre.
Marcelino sellándonos la credencial
Aquí dejo enlaces sobre la figura de Marcelino
El día va avanzando igual que nuestros pasos, que nos acercan a la meta de Najera
Nos despedimos de Logroño, y antes de llegar a Navarrete con
encontramos con las ruinas del Antiguo Hospital de peregrinos “San Juan de Acre”
En Navarrete sellamos nuestras credenciales
Manu haciendo una foto al cementerio de Navarrete. Esta es la antigua puerta de San Juan de Acre
Dejamos Ventosa a un lado y continuamos dirección Najera
Antes de llegar, nos topamos con una pared en la cual se
puede leer un poema, lastima que no hiciera la foto, porque era muy bonito el
mural
Entramos en Najera, señorial, aristocrática, acogedora, cálida,
amable, así recibe Najera, o al menos así me sentí yo.
El albergue es de los que abre más tarde, esperamos en la
orilla del Najerilla, cuales señores inmortales de esta villa, como la señora
de esta villa a la cual Angeles de Irisarri dio vida en su fantástica novela de
“Las Damas del Fin del Mundo”.
La hospitalera es una señora de unos 50-60 años, extranjera,
pero con un calor humano sobrecogedor, ella fue la que inspiró para hacer el
curso de Hospitaleros Voluntarios.
Sellamos la credencial.
Los hospitaleros nos obsequiaron con una copia del poema que habíamos leído en los muros del extraradio
Comimos en un bar y dimos buena cuenta del buen vino local, y como buenos peregrinos sellamos nuestra credencial
y
luego nos fuimos a los columpios,
A la vuelta al albergue y después de lavar la ropa, fui a
ayudar a la hospitalera a mover las cuerdas y me dañé el dedo gordo del pie, lo
bueno es que descubrí una venda que viene genial para tapar heridas y ampollas.
Durante el paseo por la ciudad, entramos en la catedral.
La catedral es preciosa, sobre cogedora, invita al
recogimiento
Fuimos a comprar la cena y allí vimos de cerca las cuevas
que rodean Najera
Después de cenar, tocaba dormir en uno de los albergues más
grandes, allí éramos cerca de 100 peregrinos.
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